El mercado brasileño ofrece inmensas oportunidades a las empresas de la región, y muchas de ellas ya las están aprovechando. Pero es necesario abordarlo con cuidado.
Desde hace más de una década la economía brasileña se encuentra en continua expansión. Su cualidad de mercado emergente y el tamaño del mercado la hacen muy atractiva para las empresas de todo el mundo que ven en Brasil una oportunidad de negocio.
Asimismo, Brasil se encuentra entre los 20 primeros exportadores del mundo, y el país goza de un enorme potencial. Además, con una población de 202 millones aproximadamente, siendo sus principales ciudades Sao Paulo, Salvador, Rio de Janeiro, Fortaleza, Belo Horizonte, Recife, Porto Alegre, Brasilia, Brasil es sencillamente un mercado demasiado grande para ser ignorado.
El mercado brasileño ofrece inmensas oportunidades a las empresas de la región, y muchas de ellas ya las están aprovechando. Pero es necesario abordarlo con cuidado.
Para ingresar al mercado lo recomendable es tener un contacto local resolviendo los temas de documentación y preparar y organizar un informe comercial de la empresa a la cual queremos venderle. Lo mejor es tratar personalmente considerando que el empresario brasileño ates de tomar ò firmar una decisión de compra evalúa personalmente a la persona con la que hará negocios con ellos. Además, la gran parte de las importaciones las realizan a través de distribuidores siendo difícil encontrar a uno que cubra todo el país.
Asimismo, exportar a Brasil acarrea una serie de trámites entre los que cabría destacar la obtención de determinado tipo de licencias como paso previo al procedimiento de despacho aduanero. Además de las licencias, los impuestos que afectan a las importaciones son los siguientes: IPI (Impuesto sobre productos industrializados); ICMS (Impuesto sobre circulación de mercancías y servicios); PIS (Contribuciones al programa de integración social); CONFIS (Contribución social para el financiamiento de la Seguridad Social); y, por último, el Impuesto sobre la prestación de servicios en caso de ser de aplicación.
Por otra parte, las tasas arancelarias son variables y dependiendo del bien de que se trate pueden oscilar entre el 0% y el 35%. La regla general que puede observarse es que a mayor grado de elaboración del bien a importar, mayor será la tasa arancelaria a aplicar. De este modo, bienes como las materias primas serán gravados con las tasas más reducidas, mientras que otro tipo de productos quedan repercutidos por porcentajes más elevados.
En casi todos los casos se trata de aranceles "ad valorem" que deberán aplicarse sobre el Impuesto del Valor Añadido del producto (IVA), si bien hay excepciones a las que se aplican aranceles específicos, como ocurre con los siguientes productos: bebidas, calzado, prendas textiles de vestir, muebles, óptica, relojería y textil hogar.
Asimismo, en muchas zonas de Brasil las tarifas arancelarias permanecen altas y continúan favoreciendo a la producción local, otras de las barreras no arancelarias son las licencias de importación no automática, el mantenimiento de los precios mínimos de importación y reglamentaciones técnicas y normas de calidad. Asimismo las barreras sanitarias y fitosanitarias son fuertes.
Extracto del artículo "Acceder a Brasil", publicado originalmente en la revista InMarket Nº 009.
Uso de los artículos. Los materiales publicados pueden ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institución y autor. (Revista InMarket, Diario del Exportador, Lima, Perú).
COMMENTS