Omán busca diversificar su economía en un tiempo récord y apuesta por la apertura comercial, presentándose como un país atractivo y seguro para hacer negocios en el golfo de arabia.
Diversificación económica
Omán es una economía abierta en continua expansión que sigue dependiendo en gran parte del sector petrolero como actividad económica básica. Desde 2004, Omán ha registrado un desarrollo económico extraordinario, debido principalmente a la explotación de sus reservas de petróleo. Los hidrocarburos representan una importante fuente de su riqueza financiera, ya que, en la actualidad, la oferta casi el 85% de los ingresos presupuestarios.
El ingreso per cápita omaní es de 40,539 dólares, en paridad de poder adquisitivo, aunque la distribución es muy desigual tanto individual como geográficamente, dando lugar a un mercado de consumidores muy segmentado. Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional para el 2015, el PBI omaní será de 63 billones de dólares, creciendo 4.62%, muestra de que se trata de un mercado emergente.
Sin embargo, Omán posee en realidad uno de las más débiles reservas de petróleo y gas de la región. Se estima que las reservas de petróleo se agotarán en 22 años a partir de ahora. Esta estimación podría ampliarse teniendo en cuenta que se están desarrollando nuevas técnicas de exploración y producción costa afuera. Sin embargo, el Sultanato, preocupado por ser demasiado dependiente de sus materias primas, ha establecido nuevas reformas para liberalizar y diversificar su economía en el marco del "Plan para la Visión 2020", que tiene como objetivo aumentar las inversiones en el sector del turismo, los servicios financieros y actividades portuarias.
Diversificación comercial
A lo largo de las últimas dos décadas, Omán ha apostado por una apertura comercial, junto a activos para el desarrollo del comercio, como sus instalaciones portuarias de alta calidad. Sin embargo, los procedimientos lentos y una legislación laboral muy rígida y un alto nivel de corrupción eran todavía, en 2013, los obstáculos al comercio.
Sin embargo, los derechos de aduana son relativamente bajos y no hay muchas barreras comerciales en el país. Aparte de unas pocas excepciones, los bienes producidos en los del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) países miembros son libres de impuestos, si van acompañados de los certificados de origen. Sin embargo algunos productos muestran ciertas excepciones tales como el alcohol (arancel = 50%) y el tabaco (arancel = 100%).
La balanza comercial de Omán es estructuralmente positiva, el Sultanato exporta más de lo que importa. Se estima que la balanza comercial del Sultanato seguirá siendo positiva durante los próximos años. Las exportaciones son especialmente importantes, al representar alrededor del 60% del PIB y haber generado un cuantioso superávit a las arcas nacionales. Los hidrocarburos siguen siendo los protagonistas de este vigor exportador (las exportaciones combinadas de petróleo y gas acaparan el 85% del total), pero también las importaciones han ganado peso.
Omán cuenta con una fuerte dependencia respecto a la importación de alimentos y la emigración de zonas rurales a núcleos urbanos ha llevado al gobierno omaní a querer modernizar el sector agrícola y pesquero. Esto supone una oportunidad tanto para empresas que quieran exportar insumos y bienes de equipo como a empresas inversoras en explotaciones pesqueras (pesca), acuicultura o agrícolas. Asimismo, en el sector servicios hay también grandes oportunidades para exportar a este país. Dado que la demanda de servicios en Omán crece a un ritmo superior al de la capacidad de suministro local, es un importador neto en este ámbito, por lo que es un interesante mercado para empresas de consultoría, auditoría, asesoría legal, ingeniería, logística, transporte, seguros, educación, sanidad, ocio o turismo.
Otro de los pilares de la política comercial omaní es el fomento de la inversión del sector privado, extranjera y nacional. La legislación es favorable, pero establece límites respecto al tamaño de las empresas objeto de la inversión.
Así, la inversión extranjera en compañías con un capital igual o inferior a 150 mil riales omaníes (390 mil dólares) está prohibida. La ley permite a los inversores foráneos tener una participación de hasta el 49% en una empresa con un capital de al menos 150 mil riales, mientras que se acepta que esa participación sea del 100% en aquellos proyectos cuyo capital total exceda los 500 mil riales omaníes (1,3 millones de dólares). Si bien la apertura gradual a la inversión foránea es otro de los ejes de la diversificación, alrededor de la mitad de los capitales procedentes del exterior se siguen destinando a la exploración de petróleo y gas.
Extracto del artículo "Oportunidades en Omán", publicado originalmente en la revista InMarket Nº 009.
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