Rusia es un mercado atractivo para las empresas que buscan expandir sus mercados, y no solo por el poder económico y tamaño de su población sino también por la posición estratégica, que lo ubica como puerta de entrada a Asia y como plataforma para acceder a los mercados de las antiguas repúblicas soviéticas. 

Rusia es un mercado maduro, competitivo y concurrido, por lo cual no es el destino ideal para las empresas con poca experiencia en el exterior. Rusia, cuenta con un mercado organizado y unos canales de distribución que no son tan distintos de los que existen en otros países europeos. Ante ello, es necesario contar con suficiente experiencia internacional para así atreverse a abordar el mercado ruso. 



La principal, complicación que presenta el mercado ruso es la vasta extensión geográfica del país, que dificulta y encarece enormemente la distribución y hace prácticamente inviable la importación de algunos productos, por lo cual la empresa deberá ir más allá de exportar, es decir poner una planta de producción. También juegan en contra de Rusia la falta de transparencia administrativa y la complejidad de ciertos trámites (hay mucha burocracia e implica a distintos departamentos administrativos), los elevados índices de corrupción y una todavía mejorable seguridad jurídica. 

Sin embargo, no todo es complicaciones, a favor, hay que destacar la ausencia de límites a la participación extranjera (el capital social de la filial puede ser 100% extranjero) y una política fiscal ventajosa (el impuesto sobre los beneficios en Rusia es uno de los más bajos de Europa). Aun con todo, Rusia sigue siendo un mercado tan prometedor como duro y complejo. La recomendación es acudir a este mercado muy bien asesorado e incluso contratar los servicios de una asesoría local que puede realizar todos los trámites.

El presente artículo se publicó originalmente en la revista Diario del Exportador Nº 006.

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