La industria maquiladora sigue teniendo una gran fuerza en Iberoamérica, basándose en conseguir bajos costes de elaboración de los productos
Si bien el término maquila existe desde la Edad Media como forma de referirse a la porción de trigo u otro alimento que debía pagarse al dueño de un molino por usarlo, en el presente artículo nos referimos exclusivamente a la definición moderna utilizada desde el siglo XX. Esta definición actual establece que la maquila es una modalidad contractual de prestación de servicios, que tiene por objeto la realización de procesos industrializados consistentes en la confección de artículos a partir de materias primas. Estas materias primas son importadas bajo el régimen aduanero de importación temporal, debiendo ser esta actividad realizada en las denominadas zonas de procesamiento de exportaciones.
Sin entrar a tratar acerca de su uso en otras partes del mundo, como por ejemplo Asia, y centrándonos en Iberoamérica, debemos señalar que el régimen de maquila fue un sistema implantado inicialmente en la frontera mexicana con Estados Unidos de América a mediados del siglo XX. A pesar de tener ya más de sesenta años de existencia, no fue hasta prácticamente la última década del pasado siglo cuando su utilización adquirió un gran impulso como consecuencia del avance en la liberalización del comercio internacional y la globalización de la economía mundial, expandiéndose a otras naciones latinoamericanas. En la actualidad este sistema en México despierta cada vez mayores recelos como consecuencia de la incertidumbre en las relaciones bilaterales con su vecino norteño que puede dar lugar a la posible revisión del tratado de libre comercio TLCAN que tiene suscrito tanto con Estados Unidos como con Canadá.
El Salvador es otro de los países en los que ha existido tradicionalmente una importante industria maquilera. A pesar de esta relevancia, desde la subida del salario mínimo a los trabajadores del sector que entró en vigor a principios de este año 2017 junto a otros factores, como el aumento del precio de la electricidad, ha provocado que numerosas empresas hayan reducido personal o cerrado sus instalaciones. Estas medidas han favorecido a otros países de su entorno con costes laborales más bajos, como por ejemplo Honduras, país centroamericano en el que aunque se consideraba que la implantación de la maquila iba a ser temporal y de escasa relevancia, supone cada vez en mayor medida un superior porcentaje de producto interior bruto. Algunos expertos consideran que la retirada de Estados Unidos del tratado comercial TPP supondrá una oportunidad para Honduras a la hora de captar inversiones en esta industria.
En el caso de América del Sur es destacable el caso de Paraguay, un país que estableció la maquila en el año 2000 a través de una ley que intentaba replicar el modelo mexicano, permitiéndose desde ese momento que dicho sector se convierta en una de las referencias a la hora de conseguir el crecimiento económico. Tal y como se dispone, bajo el régimen de maquila los bienes pueden ser importados libres de impuestos para el montaje, luego se venden localmente o se exportan con solo la parte de valor agregado gravada a una tasa de apenas del 1%. Esta circunstancia ha provocado que numerosos expertos hayan manifestado la intención de Paraguay de aspirar en un futuro muy cercano a ser considerada como la China de América del Sur atendiendo a estas políticas que ha implementado. Según cifras oficiales del país guaraní, en los últimos cuatro años casi se ha triplicado el número de maquiladoras, con inversiones mayormente provenientes de empresas brasileñas, que han optado por deslocalizar sus instalaciones en su país e implantarse en el país vecino en busca de menores costes laborales.
Como conclusión a los ejemplos que se acaban de exponer, se puede afirmar como la industria maquiladora sigue teniendo una gran fuerza en la región si bien busca mantener su modelo basándose en conseguir bajos costes de elaboración de los productos, así como seguridad jurídica de sus inversiones.
Si estás interesado en iniciarte en la exportación o ampliar tus actividades en nuevos mercados, puedes contactarme a través del siguiente formulario conmigo. También puedes comunicarte escribiéndome a manueldavid@icam.es con asunto asesoría de exportación.
El presente artículo se publicó originalmente en la revista Diario del Exportador Nº 007.
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