Con la efectiva retirada de los Estados Unidos del TPP, es muy probable que China se postule para ocupar ese liderazgo que se ha dejado vacío.
El Trans-Pacific Partnership (TPP) fue un mega acuerdo regional de libre comercio que trató de cambiar el panorama del comercio internacional, siendo su principal valedor los Estados Unidos de América que consiguió unir esfuerzos con otros once países con costas bañadas por el océano Pacífico (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam).
Según numerosos expertos internacional el objetivo oculto detrás de la implementación del TPP era poder tomar medidas eficaces contra China y evitar que sus pujantes actividades económicas pudiesen perjudicar los propios intereses de los países firmantes. Con la efectiva retirada de los Estados Unidos del acuerdo tras la llegada a la presidencia de Donald Trump, y tal y como sugirió inmediatamente después Perú, es muy probable que China se postule para ocupar ese liderazgo que se ha dejado vacío. De esta forma se produciría la paradoja de que China pase de ser el rival que motivó su firma, a pasar a ser el mayor adalid del libre comercio en la región transpacífica.
En el caso de que esto se produzca habría que solventar cuestiones en temas tan de actualidad como las medidas de protección de los diferentes derechos de propiedad intelectual e industrial existentes. Ante esta posible incorporación de China, no se debe perder de vista que este tratado establecía para todos los países miembros unas altas exigencias en la materia en aras de unificar dichos estándares, debiendo adaptar su legislación interna para cumplir al menos con lo que el acuerdo dispone, ya que de lo contrario los demás países que participan en el TPP serán acreedores de las medidas y sanciones que consideren apropiadas. Quizás esta adhesión sea el elemento decisivo para hacer definitivamente efectiva la tendencia de lucha contra las falsificaciones en los últimos años. Según los datos disponibles del 2016, en este país asiático se ha alcanzado la cifra récord de 200.000 investigaciones relacionadas con este tema, y se han dictado 22.000 sentencias (de las cuales más del 80% fueron condenatorias por ilícitos relacionados a la violación de derechos de propiedad intelectual).
En cualquier caso, se haga o no realidad esta incorporación, es necesaria tomar medidas para atajar las falsificaciones, un fenómeno cada vez más relevante. De acuerdo a la información contenida en el estudio Trade in Counterfeit and Pirated Goods: Mapping the Economic Impact, publicado en abril de 2017 por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) únicamente a nivel de la Unión Europea, los productos falsificados y pirateados representan el 5% de sus importaciones totales, lo que equivale a 85 millones de euros. En esta línea, a nivel mundial, estos organismos estimaban que estos productos ya constituyen el 2,5% del comercio internacional: lo que suponía unos 338.000 millones de euros de valor.
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