Los procedimientos aduaneros destinados al rápido y cabal desaduanamiento de las mercancías, se compaginan hoy en día con los acuerdos comerciales alcanzados entre las Naciones en el marco de la organización Mundial del Comercio, con lo cual se pretende la facilitación del comercio bajo aspectos jurídicos que no soslayen los controles y la seguridad en las fronteras, pero que brinden procesos dinámicos y expeditos.

Sin embargo, aun disponiendo de mecanismos fluidos y transparentes, como ya se han indicado, la defraudación aduanera a través de la figura delictual del contrabando, sigue siendo el principal flagelo a combatir por las administraciones aduaneras del mundo, pues de forma automática menoscaba no solo los controles aduaneros, sino que promueve los delitos económicos, afectando de igual forma la escala social y fiscal de una Nación, conllevando a una competencia desleal y perturbadora, sin dejar de lado lo susceptible de la seguridad fronteriza.

Es por ello, que el ataque hacia el contrabando debe venir no solo desde políticas que persigan reprimirlo, sino también de aspectos educativos que busquen su rechazo y prevención, a través del conocimiento de sus nefastas consecuencias y de lo negativo que su práctica implica para población en general.


De acuerdo con esto, la educación a todos sus niveles, debe constituir la principal herramienta para su repudio y combate, estableciendo que la ética y la moral rayan con el contrabando, y delimitando que lo correcto y lo debido está de lado de los procesos aduaneros que son llevados bajo el marco de la ley y del estado de derecho constituido para su desarrollo armónico.

De esta manera se tienen que implementar programas educativos que permitan dar a conocer lo positivo para el colectivo sobre el cumplimiento de la normativa aduanera en el escenario del comercio internacional; así como, por el contrario, las circunstancias negativas y divergentes del contrabando como delito que trastoca y mancha la moral pública.

En el mismo orden de ideas, entonces, es conveniente resaltar la importancia primaria que tiene para la economía no solo de un país, sino la economía mundial, buscar mecanismos para que en conjunto se pueda contrarrestar la defraudación aduanera, y de esta forma propender a un mayor crecimiento económico que redunde en la satisfacción social y la compaginación de oportunidades equitativas para todos.

El presente artículo se publicó originalmente en la revista Diario del Exportador Nº 009.

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