En este nuevo panorama dominado por la tecnología, los negocios deben adaptarse lo antes posible para garantizar su supervivencia

Como sociedad global, parece ser que estamos lejos de superar la contingencia sanitaria derivada de la propagación del virus Covid-19.
El número de contagios alrededor del mundo no solo no se ha reducido, sino que lamentablemente se ha triplicado (salvo algunas excepciones). Llegando al punto al que diversas naciones se encuentran al borde del colapso sanitario al no tener más camas ni personal médico para atender a los enfermos.
Por otro lado, la economía mundial y gran parte de los sectores económicos se encuentran al borde del colapso. La aviación, los espectáculos, el turismo, los restaurantes y la hotelería son solo algunos de los más afectados.
De no encontrar una solución pronta para mantener vivos a estos sectores, miles y miles de empresas estarán condenadas a desaparecer.
Bajo este complejo contexto, no nos queda otra opción que hacer uso de la tecnología y de la innovación para tratar de superar los retos actuales con el menor contacto humano posible.
Por esta razón, la cuarta revolución industrial y/o transformación digital, no solo se presenta como la opción más sensata y factible para reactivar las economías del mundo, sino quizás como la única alternativa que nos queda, mientras no se logre domar la pandemia.
Es urgente que el sector empresarial adapte cuanto antes posible los viejos modelos de negocio a las nuevas necesidades globales. Las empresas u organizaciones que aún piensen que habrá un pronto regreso a lo que conocíamos como normalidad sin duda están destinadas a la extinción. Debemos entender de una vez por todas que el mundo cambió sin vuelta atrás, como siempre lo ha hecho. Y no queda más camino que adaptarse o morir.
Comercio, restaurantes, bancos, consultas médicas y psicológicas, foros, congresos y hasta oficinas son solo algunos ejemplos de sectores que ya se han reactivado con la ayuda de de la tecnología y de las plataformas digitales en diversas partes del mundo.
La parte positiva de este gran reto global, es que la pandemia del coronavirus ha llegado en el siglo XXI. Resulta difícil imaginar cómo habríamos dado respuesta a esta crisis hace dos siglos, por ejemplo.
Por suerte, vivimos en una era digital, y el siguiente paso es afrontar la recuperación económica desde el mismo lugar en donde muchas naciones han aprendido a mitigar el impacto económico de la pandemia: La Internet.
COMMENTS