
La cultura de un país son los conocimientos, creencias, valores, comportamientos y formas de pensar que comparten los miembros de una sociedad.
La cultura es intangible, generalizada y difícil de aprender y las organizaciones y organismos internacionales y sus directivos deben respetar y comprender las culturas locales.
El factor cultural es tan importante en los proyectos internacionales que puede hacer que un proyecto fracase o sea exitoso. Los factores culturales pueden afectar a la actividad exterior de la empresa fundamentalmente en los siguientes aspectos:
En las tipologías y modelos de negociación: las diferencias culturales pueden crear problemas de comunicación, de comprensión de los mensajes y palabras que se intercambian en un proceso de negociación, etc.
En las actividades de marketing, promoción y publicidad: una empresa necesita ser tanto global como local y debe adaptar su actividad a las características de los mercados en los que actúa.
En la ética de los negocios y la responsabilidad social empresarial: el país de origen es un factor determinante en el diseño y contenido de códigos éticos por las empresas.
Hay que evitar ser rígido en lo que se refiere a los prototipos de culturas nacionales. En un mismo país, puede haber variaciones en una cultura nacional: variaciones regionales, entre zonas de un país (véase el caso de Bélgica, cuento con dos regiones Flandes y Valonia, con rasgos bien marcados) y también puede haber variaciones individuales, en la medida en que las personas han podido tener experiencias y procesos de aprendizaje diferentes.
Las culturas evolucionan y cambian, otro motivo por el que hay tener especial cuidado con los prototipos rígidos.
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