en logística

La descarbonización en logística ha dejado de ser una meta idealista para convertirse en un imperativo estratégico. Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, tanto empresas como gobiernos enfrentan la presión, y la responsabilidad, de alinear sus operaciones con objetivos concretos de reducción de emisiones. Sin embargo, para que esta transformación sea efectiva, es fundamental comprender con precisión el lenguaje técnico que define los esfuerzos por mitigar el cambio climático.

En el mundo de la logística y el transporte, la terminología relacionada con la energía limpia, los biocombustibles, y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) puede resultar confusa. Este glosario actualizado reúne los conceptos clave para que empresas, responsables de sostenibilidad y profesionales del sector entiendan mejor las tecnologías, métricas y combustibles alternativos que están dando forma a una economía baja en carbono.

¿Qué significa descarbonización en logística?

La descarbonización se refiere al proceso de reducir o eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente dióxido de carbono (CO₂), en todas las etapas de una operación logística. Esto implica el uso de combustibles alternativos, la electrificación de flotas, la eficiencia energética y una gestión integral de las emisiones en toda la cadena de suministro.

La presión regulatoria, la innovación tecnológica y la demanda social están empujando a las empresas a establecer estrategias ambiciosas hacia el net zero o “emisiones netas cero”, que requiere comprender una terminología cada vez más especializada.

Glosario de la descarbonización en logística

A continuación, presentamos una guía de los principales conceptos relacionados con la transición energética en logística, explicados de forma clara y directa:

Biodiésel

El biodiésel es un combustible renovable producido a partir de grasas y aceites de origen vegetal o animal. Puede utilizarse directamente en motores diésel convencionales o mezclarse con diésel fósil. En motores duales, también actúa como combustible piloto para encender otros tipos de carburantes como metanol o metano.

Biogás

El biogás es una mezcla compuesta principalmente por biometano (CH₄) y dióxido de carbono (CO₂). Se obtiene a partir de residuos orgánicos como lodos de depuradora, residuos municipales, desechos de alimentos o estiércol. Tras eliminar el CO₂, el biometano puede comprimirse o licuarse para su uso en motores.

Bio-GNL (Bio-LNG)

El Bio-GNL es la versión licuada del biometano. Para ser transportado eficientemente, el metano debe ser enfriado a -163 °C, convirtiéndose en gas natural licuado de origen biológico. Su uso se está expandiendo rápidamente en el transporte marítimo y por carretera.

Biometano

El biometano es un gas limpio y renovable, obtenido del biogás purificado. Puede ser inyectado en la red de gas natural o utilizado directamente como combustible alternativo en vehículos o para generación eléctrica.

Biometanol

Producido a partir de biomasa como residuos de madera, el biometanol es un biocombustible líquido que puede utilizarse en motores duales junto a un combustible piloto. Es una opción clave en la búsqueda de alternativas al diésel fósil.

E-metanol

El e-metanol es químicamente similar al biometanol, pero su origen es distinto. Se produce a partir de dióxido de carbono reciclado (como el proveniente de la mejora del biogás) y hidrógeno verde, generado por electrólisis del agua con energías renovables. Representa una solución prometedora para sectores difíciles de electrificar, como la logística marítima.

Metano

El metano, presente tanto en el gas natural como en el biogás, es un potente gas de efecto invernadero. Puede utilizarse como fuente de energía tras su licuefacción. Su impacto climático es superior al del CO₂, lo que exige su gestión responsable.

Metanol

El metanol es un alcohol que puede emplearse como combustible alternativo en vehículos, barcos, cocinas y pilas de combustible. Su bajo punto de inflamación y propiedades químicas lo hacen atractivo para el transporte sostenible.

Emisiones netas cero (Net Zero)

Según la iniciativa Science Based Targets, alcanzar el net zero implica reducir las emisiones directas (alcance 1), indirectas por consumo energético (alcance 2), e indirectas en la cadena de valor (alcance 3), hasta un nivel residual compatible con los objetivos globales de limitar el calentamiento a 1.5 °C.


Comprendiendo los alcances de las emisiones

La clasificación de las emisiones según el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol) es fundamental para una medición y gestión efectiva. En el contexto logístico, entender estos alcances de emisiones es clave para diseñar estrategias de descarbonización:

Alcance 1 (Scope 1)

Se refiere a las emisiones directas generadas por fuentes propiedad de la empresa o bajo su control. En logística, esto incluye los gases emitidos por vehículos de transporte propios o maquinaria interna.

Alcance 2 (Scope 2)

Comprende las emisiones indirectas derivadas del consumo de electricidad, calor o vapor adquiridos por la empresa. En logística, esto podría incluir la energía utilizada en centros de distribución.

Alcance 3 (Scope 3)

Se trata de emisiones indirectas generadas en la cadena de valor, incluyendo proveedores y clientes. En logística, un ejemplo típico es el combustible quemado por transportistas subcontratados. Este es el tipo de emisión más difícil de controlar, pero el más significativo en volumen.

Emisiones del pozo al depósito y del pozo a la rueda

En la evaluación de impactos, aparecen dos conceptos clave:

Well-to-Tank (WTT)

También llamadas emisiones aguas arriba, se refieren a los GEI generados durante la extracción, procesamiento y distribución del combustible antes de ser utilizado.

Well-to-Wake (WTW)

Este término amplía la perspectiva del WTT al incluir también el uso final del combustible. También conocido como well-to-wheel en el sector automotriz, permite evaluar el impacto total de un carburante desde su origen hasta su consumo final.

Energía renovable y su papel en la logística

Electricidad renovable

Es la energía eléctrica generada a partir de fuentes no fósiles, como el sol, el viento, el agua o la biomasa. No debe confundirse con la energía nuclear, que no se considera renovable según la mayoría de los estándares internacionales. En logística, su uso se expande tanto en vehículos eléctricos como en centros logísticos energéticamente eficientes.

¿Por qué es importante entender esta terminología?

La transición energética en el transporte y la logística requiere una comprensión técnica clara y compartida entre todos los actores involucrados. Las empresas que aspiran a liderar en sostenibilidad necesitan familiarizarse con este vocabulario, no solo para implementar soluciones, sino también para comunicar eficazmente sus esfuerzos ante inversores, clientes y reguladores.

Además, muchas certificaciones y regulaciones ambientales se basan en estos términos, por lo que su correcto uso es indispensable para reportar avances en sostenibilidad, cumplir con normativas internacionales y competir en mercados donde la logística verde es un valor añadido.

Tendencias futuras en la descarbonización logística

La evolución de las políticas climáticas, la innovación en combustibles alternativos y el desarrollo de tecnologías limpias están transformando profundamente el sector logístico. Conceptos como hidrógeno verde, combustibles sintéticos, y análisis de ciclo de vida de emisiones comenzarán a integrarse cada vez más en los modelos de negocio del transporte.

En ese sentido, mantenerse actualizado en esta terminología no es solo una cuestión de conocimiento técnico, sino una herramienta competitiva esencial para el futuro del sector.

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