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Las importaciones mundiales de petróleo cayeron un 11.21% en 2024, pero no por falta de demanda. El reordenamiento geopolítico está reescribiendo las rutas del crudo.

La demanda energética global cambia de rumbo mientras el petróleo sigue siendo indispensable

La dependencia del mundo hacia el petróleo no ha desaparecido, pero sus patrones de consumo e importación muestran señales de transformación. En 2024, las importaciones mundiales de petróleo alcanzaron los 879 millones de dólares, una caída del 11.21% frente al año anterior, según datos del Centro Internacional de Comercio recopilados por Trade Map. Aunque el descenso podría parecer señal de un repliegue energético, lo cierto es que el mundo no está dejando de importar petróleo: está aprendiendo a usarlo de forma más eficiente.

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Las cifras detrás de la caída global

La caída del 11.21% en las importaciones no responde a un solo factor. Entre las principales razones se encuentran:
  • Desaceleración económica en mercados desarrollados.
  • Mejora en la eficiencia energética en el sector industrial y de transporte.
  • Incremento en la penetración de energías renovables.
  • Cambios geoestratégicos en la adquisición de crudo.

Este fenómeno no es homogéneo. Algunos países, como México, China y Corea del Sur, incrementaron sus compras mientras gigantes como Estados Unidos y Singapur redujeron significativamente su demanda.

Un vistazo por países: los que suben y los que bajan

En el ranking mundial de importadores, Estados Unidos se mantiene como líder, con compras por 58 millones de dólares en 2024, equivalente al 6.67% del total mundial. Sin embargo, esta cifra representa una caída del 14.9% respecto al año anterior. Le siguen:
  • Singapur: USD 52 millones (5.99% de participación), con una reducción del 0.79%.
  • México: USD 34 millones (3.96% del total), con un notable aumento del 13.1%.

El crecimiento de México es particularmente interesante, considerando que también es un país productor. Este aumento puede deberse al tipo de mezcla petrolera importada (como ligeros o refinados) para complementar su producción nacional.

También destacan incrementos importantes en países como:
  • Taiwán: +15.7%
  • Irlanda: +10.2%
  • Bahamas: +551%

Este último caso probablemente responde a operaciones de reexportación, más que a un incremento genuino en el consumo interno.

Qué se importa: los productos petroleros más demandados

La partida arancelaria 2710 del Sistema Armonizado agrupa los productos más comunes derivados del petróleo.

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Entre ellos destacan:

1. Aceites medios y preparaciones (HS 271019)

Este subgrupo representó el 61.24% del total importado en 2024, con un valor de 538.8 millones de dólares. Se trata de combustibles como diesel, gasóleo o aceites intermedios para refinería, esenciales para transporte y generación de energía.

2. Aceites ligeros y preparaciones (HS 271012)

Con 326.5 millones de dólares, cubren el 37.11% del total. Aquí se agrupan productos como gasolina, nafta, y mezclas con alto contenido de octanaje. Su demanda está más directamente vinculada con la actividad del transporte privado.

3. Otros aceites de petróleo (HS 271020)

Estos aceites, de menor volumen, registraron importaciones por 13.6 millones de dólares, con una participación marginal de 1.5%.

En conjunto, estos tres subgrupos explican la totalidad de las importaciones mundiales de petróleo bajo la partida 2710, permitiendo entender hacia dónde se dirige la transformación energética global.


¿El petróleo ya no fluye como antes?

Una concentración con implicancias geopolíticas

Solo 14 países concentran el 50% de las importaciones mundiales de petróleo: Estados Unidos, Singapur, México, Australia, Países Bajos, Bélgica, China, Francia, Alemania, Reino Unido, Malasia, Corea del Sur, Indonesia y Turquía.

Este dato no es menor. Refleja que, aunque la demanda se diversifica, sigue habiendo polos energéticos globales que condicionan el mercado petrolero:
  • Asia-Pacífico domina la importación de productos refinados.
  • Europa Occidental mantiene una demanda estable, principalmente para uso industrial.
  • América del Norte, aunque reduce importaciones, sigue siendo el mayor consumidor neto.

La paradoja energética: se importa menos, pero se necesita más

La eficiencia energética y las políticas de transición ecológica han comenzado a surtir efecto, pero aún no lo suficiente como para desplazar al petróleo. Lo que ocurre, más bien, es una mejor gestión de los inventarios y una creciente sustitución de importaciones por producción local, especialmente en países con capacidad refinadora.

Además, en algunos casos, las importaciones responden más a decisiones estratégicas que a necesidades inmediatas: llenar reservas, aprovechar precios bajos o cubrir riesgos logísticos.

¿Menos petróleo… o solo una pausa?

El comportamiento de las importaciones en 2024 puede entenderse como un ajuste, más que como una caída estructural. Si bien las cifras globales muestran un descenso, la creciente demanda de países como México, Corea del Sur o Indonesia evidencia que:
  • El petróleo sigue siendo un insumo insustituible para industrias como aviación, transporte pesado y petroquímica.
  • Muchos países aún dependen de la importación de derivados aunque produzcan crudo.
  • La tendencia a importar aceites específicos responde a cambios en los procesos productivos internos.

El rol del petróleo en la transición energética

Mientras el mundo discute sobre energías renovables y sostenibilidad, el petróleo sigue teniendo un lugar clave en la economía mundial. Aunque se hable de descarbonización, el crudo aún es esencial para:
  • Transporte de mercancías a gran escala.
  • Producción de plásticos y químicos.
  • Generación eléctrica en países en desarrollo.

Las importaciones mundiales de petróleo nos recuerdan que la transición no será un “apagón” de los combustibles fósiles, sino un proceso gradual y desigual entre regiones.

¿Qué esperar para 2025?

Varios factores determinarán el comportamiento futuro del mercado:
  • Duración del conflicto Rusia-Ucrania y evolución de sanciones.
  • Estrategias energéticas de EE. UU., China y la UE.
  • Capacidad refinadora de economías emergentes.
  • Volatilidad del precio internacional del crudo.
  • Incremento en la demanda asiática post-pandemia.

Lo cierto es que, aunque la transición energética avanza, el comercio internacional de petróleo sigue siendo un pilar del sistema económico global.

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