El mundo envejece. Las tasas de natalidad disminuyen, mientras que la longevidad aumenta. Para 2080, se espera que los mayores de 65 años superen en número a los menores de 18. Esta transformación demográfica desafía directamente la sostenibilidad de los sistemas de pensión actuales, tanto públicos como privados.
En este contexto, Mercer CFA Institute publico su habitual ranking Índice Global de Pensiones 2024 donde analiza los sistemas de pensión en 48 países que, juntos, representan el 65% de la población mundial. El informe evalúa la adecuación, la sostenibilidad y la integridad de cada sistema, estableciendo un ranking que ofrece pistas valiosas para gobiernos, empresas y ciudadanos.
Ranking de sistemas de pensión: ¿Quién protege mejor a sus jubilados?
Los mejores sistemas de pensión en 2024
Solo cuatro países alcanzan la codiciada calificación A: Países Bajos, Islandia, Dinamarca e Israel. Todos ellos comparten características clave:
- Amplia cobertura de planes privados.
- Regulación sólida y transparente.
- Buena proporción entre beneficios actuales y sostenibilidad futura.
Países Bajos lidera con una puntuación total de 84,8, seguido de Islandia (83,4), Dinamarca (81,6) e Israel (80,2). Lo notable es que, incluso en plena reforma hacia un modelo de contribución definida, el sistema neerlandés mantiene su liderazgo gracias a su sólida base de activos y su confianza institucional.
Cuando la riqueza no garantiza seguridad
Resulta revelador que economías avanzadas como Italia, Japón o incluso Estados Unidos no logren puntajes altos. Japón, por ejemplo, se queda en 54,9, castigado por su envejecimiento extremo y una estructura rígida. Estados Unidos, con una puntuación de 60,4, presenta una paradoja: un mercado financiero sofisticado que no logra traducirse en seguridad de retiro para todos.
En Europa continental, países como España (63,3) y Francia (68,0) muestran buenos niveles de prestación, pero tropiezan con serios problemas de sostenibilidad. Es una advertencia clara: pagar bien hoy no es garantía de poder seguir haciéndolo mañana.
Latinoamérica: entre la reforma y el estancamiento
En la región, el contraste es evidente. Chile (74,9) se posiciona como uno de los mejores sistemas fuera de Europa Occidental, gracias a recientes mejoras en la pensión mínima y tasas de reemplazo. Su enfoque mixto, aunque polémico, es eficiente. Uruguay (68,9) y México (68,5) también figuran con puntajes competitivos, este último beneficiado por una reforma que fortaleció el componente obligatorio del ahorro.
Pero el resto muestra fragilidades estructurales. Colombia (63,0) y Perú (54,7) reflejan sistemas donde la informalidad y la desconfianza institucional erosionan el acceso y la sostenibilidad. Argentina (45,5) permanece en categoría D, penalizada por su baja cobertura privada y elevada dependencia fiscal.
¿Qué mide realmente el índice?
Lejos de ser un ranking superficial, el índice analiza más de 50 indicadores agrupados en tres subíndices:
Adecuación
¿El sistema otorga beneficios suficientes para vivir dignamente? Se evalúan las tasas de reemplazo, la pensión básica, incentivos fiscales y continuidad de aportes en situaciones como maternidad o enfermedad.
Sostenibilidad
¿Podrá el sistema seguir funcionando en el futuro? Se consideran la edad de retiro, la proporción trabajadores/jubilados, los activos acumulados y el crecimiento económico esperado.
Integridad
¿Existe confianza en el sistema? Aquí pesan la regulación, transparencia, costos administrativos y protección legal al afiliado.
Las claves de los mejores: diseño, disciplina y diversidad
El informe identifica características comunes en los sistemas con calificación A:
- Cobertura privada superior al 80% de la población activa.
- Contribuciones que representan al menos el 12% del salario.
- Activos de pensión equivalentes al 100% del PIB.
- Regulación estricta y transparente.
- Existencia de una pensión estatal que cubre al menos el 25% del salario promedio.
En otras palabras, no hay atajos. Un buen sistema de pensión requiere planificación a largo plazo, compromisos fiscales responsables y disciplina regulatoria. La cultura del ahorro también importa: en países como Australia o Singapur, el ahorro obligatorio ha sido clave para construir sistemas sostenibles.
Los desafíos comunes: lecciones del informe
Más allá de las puntuaciones, el informe señala tendencias y reformas necesarias en la mayoría de los países:
- Aumentar la edad de jubilación conforme mejora la expectativa de vida.
- Incentivar el ahorro privado, sobre todo en trabajadores independientes.
- Promover la participación laboral en edades avanzadas.
- Corregir desigualdades de género en las pensiones.
- Mejorar la portabilidad, equidad y cobertura.
¿Dónde hay más margen de mejora?
Países como India, Filipinas y Turquía, con puntuaciones por debajo de 50, enfrentan desafíos estructurales severos. Escasa cobertura, baja integridad y sistemas fragmentados limitan la eficacia de sus pensiones.
¿Qué pueden aprender las empresas?
El índice no solo es útil para gobiernos. Las empresas también deben leerlo con atención. En muchos países, la pensión pública no será suficiente, y los planes privados —empresariales o personales— deberán cerrar la brecha.
Las compañías pueden actuar en tres frentes:
- Diseñar planes de pensión corporativos competitivos y sostenibles.
- Educar a sus empleados sobre la importancia del ahorro previsional.
- Ofrecer asesoría sobre inversión y planificación de retiro.
En contextos donde la confianza en el sistema público es baja, el rol del empleador como agente de seguridad previsional es más relevante que nunca.
El futuro de la pensión se juega hoy
No hay sistema perfecto. Cada país enfrenta circunstancias económicas, culturales e históricas propias. Pero las lecciones son claras: sin reformas estructurales, sin regulación efectiva, sin conciencia ciudadana sobre la necesidad del ahorro, la promesa de una pensión digna corre el riesgo de convertirse en una ilusión.
La pregunta ya no es qué país tiene el mejor sistema. La pregunta es quién está dispuesto a hacer lo necesario para sostenerlo.
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