La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad para empresas y consumidores, la logística no puede quedarse atrás. Cada etapa del proceso logístico desde el almacenamiento hasta el transporte genera emisiones de CO₂ que, acumuladas, suponen una parte significativa de la huella de carbono de muchas organizaciones.
Pero, ¿es posible reducir este impacto sin comprometer la eficiencia? La respuesta es sí, y comienza por tomar decisiones estratégicas en cada eslabón de la cadena.
A continuación, te compartimos algunas de las formas más efectivas de reducir la huella de carbono en el área logística, comenzando por una práctica tan simple como poderosa: el uso de pallets reciclados.
Uso de pallets reciclados
Una de las formas más directas de reducir la huella de carbono en logística es optar por pallets reciclados o reutilizables. A diferencia de los pallets de un solo uso, los fabricados con materiales reciclados (como plástico reciclado o madera recuperada) no solo reducen el consumo de recursos naturales, sino que también disminuyen los residuos que terminan en vertederos.
Además, los pallets de plástico reciclado suelen ser más duraderos, resistentes a la humedad y más ligeros, lo que permite reducir el peso total de la carga y, en consecuencia, las emisiones durante el transporte. También hay opciones de pallets modulares, que permiten optimizar los espacios de carga y mejorar la eficiencia del transporte.
Implementar el uso de pallets sostenibles no implica grandes cambios en la operación, pero sí marca una diferencia real en el impacto medioambiental de cada envío.
Optimización de rutas de transporte
El transporte de mercancías es uno de los principales responsables de las emisiones en el sector logístico. Por eso, una forma eficaz de reducir el impacto es optimizar las rutas, una forma de hacerlo es utilizando herramientas digitales de planificación que analicen variables como el tráfico, el estado de las carreteras, el consumo de combustible y la distribución de entregas.
Al minimizar los kilómetros recorridos y evitar rutas con retenciones, no solo se ahorra tiempo y dinero, sino que se reduce significativamente el CO₂ emitido por cada vehículo. Muchas empresas están adoptando sistemas de geolocalización y algoritmos de inteligencia artificial para lograr rutas más eficientes y sostenibles.
Transición hacia una flota sostenible
Otra acción fundamental para reducir la huella de carbono es renovar o adaptar la flota logística con criterios sostenibles. Esto puede significar desde invertir en vehículos eléctricos o híbridos, hasta implementar sistemas de conducción eficiente en la flota actual.
Los camiones eléctricos, por ejemplo, no generan emisiones directas y resultan ideales para entregas urbanas. En rutas más largas, los vehículos híbridos o aquellos impulsados por gas natural también suponen una mejora notable respecto al diésel convencional.
Digitalización y automatización de procesos
La digitalización de procesos logísticos es otra vía efectiva para reducir el impacto medioambiental. Al reemplazar el uso de papel por sistemas digitales de control, seguimiento y comunicación, se reduce el consumo de recursos y se mejora la eficiencia operativa.
Además, el uso de tecnología como sensores, RFID o software de gestión de almacenes (WMS) permite optimizar los movimientos dentro del almacén, reducir desplazamientos innecesarios y mejorar la trazabilidad de los productos.
La automatización también juega un papel clave. Sistemas robotizados de picking o clasificación pueden operar de forma más rápida y precisa, reduciendo el tiempo de funcionamiento de maquinaria y, por ende, el consumo energético.
Almacenamiento inteligente y sostenible
Los centros logísticos también deben evolucionar hacia un modelo más eficiente y ecológico. Esto implica tanto el diseño físico del almacén como las prácticas que allí se aplican. Por ejemplo, utilizar estanterías modulares que maximicen el uso del espacio vertical puede disminuir la necesidad de ampliar infraestructuras.
Asimismo, incorporar energías renovables, como paneles solares, para el suministro eléctrico del almacén, reduce la dependencia de fuentes fósiles. También se puede apostar por sistemas de iluminación LED con sensores de movimiento, que ajustan el uso energético en función de la actividad real.
Materiales de embalaje sostenibles
El packaging representa una parte significativa del impacto ambiental de cada envío. Por eso, es vital apostar por materiales de embalaje reciclados, biodegradables o reutilizables.
El cartón reciclado, los plásticos compostables o incluso los materiales innovadores como el almidón de maíz o el papel con semillas están ganando terreno en el sector.
Además, diseñar embalajes a medida reduce el uso innecesario de materiales y permite transportar más productos por envío, optimizando el espacio en los vehículos. Esto se traduce en menos viajes y menor consumo de combustible.
Colaboraciones logísticas
Una estrategia cada vez más común en el ámbito logístico sostenible es la colaboración entre empresas. Compartir rutas o espacios de almacén con otras compañías permite reducir recursos duplicados y aprovechar mejor la capacidad instalada.
Esto es especialmente útil para pequeñas y medianas empresas que, al unirse en redes logísticas colaborativas, pueden acceder a soluciones más sostenibles sin grandes inversiones iniciales. Además, estas sinergias permiten negociar mejores tarifas con transportistas sostenibles o acceder a hubs logísticos de última milla en ubicaciones estratégicas.
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