Quien se dedica a la exportación sabe que las reglas del comercio internacional no se limitan a aranceles o acuerdos comerciales. También existen normas que buscan proteger el medio ambiente. Entre ellas, una de las más relevantes es la CITES: la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
Este acuerdo internacional, en vigor desde 1975, regula el comercio de miles de especies de animales y plantas. Su propósito es simple pero clave: garantizar que las operaciones sean legales, sostenibles y trazables. Para lograrlo, exige que ciertos productos solo puedan exportarse o importarse con un permiso CITES o Certificado CITES.
¿Qué significa en la práctica la CITES?
La CITES no prohíbe el comercio, lo regula. Si un exportador quiere vender madera de caoba, un cactus raro o incluso cuero de reptil, debe cumplir con sus reglas. De lo contrario, el envío puede quedar retenido en aduanas o, peor, derivar en sanciones legales.
El corazón de este sistema es el permiso CITES, que solo se emite cuando la autoridad competente confirma que:
- El producto se obtuvo de manera legal.
- Su comercialización no pondrá en riesgo la supervivencia de la especie.
- La operación puede rastrearse y verificarse según los artículos III, IV y V de la Convención.
Las Autoridades Administrativas expiden los permisos con el asesoramiento de las Autoridades Científicas CITES, quienes evalúan los impactos del comercio sobre las especies.
Además, todos los países han acordado un modelo normalizado de permisos y certificados, según la Resolución Conf. 12.3 (Rev. CoP18), lo que facilita la verificación en las aduanas internacionales.
Tres Apéndices, tres niveles de protección
La CITES clasifica las especies en tres grandes listas, llamadas Apéndices.
Apéndice I: máxima protección
- Incluye especies en peligro de extinción.
- El comercio con fines comerciales está prohibido, salvo circunstancias excepcionales.
- Se requiere permiso de importación y de exportación, ambos expedidos bajo condiciones estrictas.
Ejemplo: tigres, elefantes asiáticos o ciertas orquídeas raras.
Apéndice II: control preventivo
- Reúne especies que no están necesariamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe ser regulado para evitar riesgos.
- Se requiere permiso de exportación que confirme la legalidad y sostenibilidad del espécimen.
- No se exige permiso de importación, salvo en legislaciones nacionales específicas.
Ejemplo: caoba, cactus, algunas especies de tiburones.
Apéndice III: protección nacional con apoyo internacional
- Incluye especies protegidas en al menos un país que solicita ayuda internacional para controlar su comercio.
- Se necesita permiso de exportación del país que la incluyó, o un certificado de origen en caso de otros Estados.
Ejemplo: tortuga caimán en EE. UU.
Esta clasificación marca la diferencia entre una exportación posible y otra inviable.
Tipos de permisos y certificados CITES
Dependiendo de la operación, el exportador puede necesitar distintos documentos:
- Permiso de exportación CITES: emitido por la autoridad administrativa del país de origen.
- Certificado de reexportación: cuando un producto ya importado se vuelve a exportar.
- Permiso de importación CITES: solo para especies del Apéndice I.
- Certificados especiales: para casos como animales criados en cautiverio, plantas reproducidas artificialmente o especímenes adquiridos antes de que la norma entrara en vigor.
Todos estos documentos tienen un formato estándar reconocido por más de 180 países.
¿Cómo obtener un permiso CITES?
El proceso varía de un país a otro, pero en general sigue estos pasos:
- Presentar la solicitud ante la Autoridad Administrativa CITES del país.
- La Autoridad Científica evalúa si la exportación afectará a la especie.
- Se verifica que el producto fue obtenido legalmente.
- Si todo es conforme, se expide el permiso CITES.
- El documento debe acompañar físicamente al envío y presentarse en la aduana de salida o entrada.
En países como Perú, Colombia o México, las autoridades publican guías y plazos estimados, que pueden ir de unas semanas a varios meses.
¿Qué pasa si exporto sin permiso CITES?
El riesgo es alto. El desconocimiento de la norma no exime de responsabilidad. Exportar productos regulados sin un permiso CITES válido puede generar:
- Retención o decomiso de la mercancía en aduanas.
- Multas y sanciones administrativas.
- Pérdida de licencias de exportación.
- Daños reputacionales graves para la empresa en mercados internacionales.
Además, algunos países tienen regulaciones más estrictas que las exigidas por la Convención, por lo que siempre es recomendable revisar la legislación nacional del país de exportación e importación.
Cumplir también es una oportunidad
A primera vista, cumplir con la CITES puede parecer una carga burocrática. Pero en realidad, es una ventaja competitiva. Las empresas que demuestran cumplir con la normativa ambiental:
- Tienen acceso a mercados exigentes como la Unión Europea o Estados Unidos.
- Reducen riesgos legales y financieros.
- Refuerzan su imagen como exportadores responsables y sostenibles.
En un mundo donde los consumidores valoran cada vez más la sostenibilidad, contar con un permiso CITE deja de ser solo un requisito: se convierte en un sello de confianza.
Preguntas frecuentes
¿Todas las exportaciones requieren un permiso CITES?
No. Solo las que involucran especies incluidas en los Apéndices de la Convención.
¿Quién emite el permiso CITES?
La Autoridad Administrativa designada en cada país, con el respaldo de una Autoridad Científica.
¿Cuánto dura un permiso CITES?
Normalmente es válido para una sola operación. Si el exportador quiere realizar varias, debe solicitar permisos adicionales.
