Uno de los instrumentos de promoción empleados por las empresas exportadoras, después de las ferias, son las misiones comerciales. Este evento suelen ser planificadas y organizadas en colaboración con organismos públicos y con el apoyo de las Cámaras de Comercio de los países involucrados; con el objetivo que un grupo de empresas de su país o región acuda a un mercado extranjero para reunirse con potenciales clientes o distribuidores. Las misiones comerciales se pueden clasificar en tres tipos:

Misiones directas, en las que varias empresas, ya sean de un mismo sector o de varios, se desplazan a un determinado mercado para contactar personalmente con clientes potenciales.

Misiones comerciales inversas, donde los clientes potenciales son invitados a conocer las instalaciones de empresas de un determinado país, desplazándose hasta este. En este tipo de misiones es habitual que se invite también a periodistas y líderes de opinión del mercado.

Misiones de estudio y/o prospección de mercados, muy útiles para recoger información de los mercados de forma directa que suelen consistir en viajes de los representantes de asociaciones sectoriales u otros organismos para conocer el potencial y oportunidades de un determinado mercado para las empresas locales.



Las misiones comerciales en general presentan números ventajas para las empresas participación, entre ello destaco el acceso a información relevante y actualizada, establecimiento de contactos personales, posibilidad de contactar con directivos y personas influyentes en el sector, evaluación de oportunidades, análisis de la demanda potencial, aprendizaje sobre el entorno sociocultural y de negocios del mercado y, lógicamente, la posibilidad de cerrar ventas y contratos como consecuencia directa de la misión.

Para participar en una misión comercial se debe pagar un importe como inscripción, además de los gastos de viaje (pasajes aéreos, hoteles, comidas, etc.). Las misiones suelen incluir un paquete de servicios: reuniones informativas, seminarios, visitas a fábricas, reuniones individuales, recepciones oficiales y cenas, e incluso una agenda social y cultural. A menudo, además, la misión coincide con una feria o pequeña exposición. Por todo ello, la asistencia a una misión comercial debe planificarse adecuadamente, seleccionando las actividades y el programa de visitas de mayor interés para la empresa y preparando una completa agenda de reuniones de trabajo.

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