Comenzamos un año con grandes expectativas y la realidad de una revolución en la humanidad derivada de la propagación de un virus que más al...
Comenzamos un año con grandes expectativas y la realidad de una revolución en la humanidad derivada de la propagación de un virus que más allá de ser letal, dejo expuesta la necesidad de cambios en nuestra forma de consumo y la relación entre unos y otros, desde el punto de vista consumidores y proveedores. La restricción física entre los individuos abre paso a una explosión en la metodología de la comercialización, la promoción, el aprovisionamiento y la distribución de bienes y servicios, poniendo por delante la necesidad de adentrarnos el uso de la tecnología para continuar nuestro quehacer diario y trascender de la crisis.
Es importante echar una mirada hacia 2020 sobre el inmediato efecto de la reducción en la capacidad de aprovisionamiento por el inminente cierre de fábricas, los protocolos sanitarios en puertos, aeropuertos y fronteras, así como la alza de la oferta y la demanda de algunos bienes en específico. El inicio de este espectro comienza en limitando el cumplimiento de pedidos a los principales centros manufactureros y de consumo globales, para posteriormente trascender a la afectación de las fábricas y perdida del dinamismo económico de las naciones. De este hecho, enorme cantidad de litigios mercantiles y la imperativa necesidad de aplicar sobre la force majeure[1] trascendió en el re planteamiento de las condiciones de entrega y periodicidad de suministro, buscando mayor flexibilidad en las relaciones proveedor-cliente, siendo hoy una de las condiciones que se plantean en todo tipo de negociaciones. Las relaciones comerciales evolucionan de promesas de largo plazo a continuidad con base en la flexibilidad, confianza y capacidad de manejar los cambios.
A la par de la reconfiguración necesaria entre los actores del aprovisionamiento de la cadena de suministros, tenemos con mayor importancia, el cambio en el consumo del cliente. Se hace manifiesta la necesidad de productos sustentables y amigables con el medio ambiente siendo una obligación su seguridad, si nos interesa mantenernos en la preferencia de los consumidores. En un momento dónde la comunicación digital se propagó masivamente para mantener las relaciones interpersonales, la desinformación es una variable con la que todos debemos lidiar, por ello como consumidores, somos más inquisitivos en lo que queremos y cómo satisfacemos nuestros gustos y preferencias. Adicional al valor que el producto pueda brindarnos por sí mismos, es necesario que este a nuestro alcance en el momento justo de su uso, sino, encontraremos alguno otro que lo sustituya. El uso de la tecnología redujo la brecha que la limitación de contacto físico provocó, de acuerdo con (AMVO, 2020) en plena pandemia, de abril a junio del año pasado se incrementó un 90% el uso de aplicaciones para compra y para los negocios que lograron generar este cambio representó el incremento en 300% del volumen de negocios. Así mismo un detalle importante a destacar del año pasado en el uso de la tecnología, es el incremento casi del 20% en el uso de dispositivos electrónicos para compra en adultos de 45 a 64 años.
Ante esta mixtura de variables que nos han sacudido en términos de consumo, como parte de la evaluación hacia atrás de la reconfiguración de la cadena de suministro es imperativo que los puntos de venta al detalle para el consumo final, tengan una venta firme dentro de la digitalización y puedan soportar la oferta con base en el efectivo compromiso en el cumplimiento de las entregas.
¿Cómo afecta todo ello el comercio internacional de México?, bien, para comprenderlo y obtengas tu respuesta, te invito a ampliar la visión de nuestro país como un centro manufacturero estratégico a nivel global. Somos un fuerte competidor en manufacturas electrónicas, automotrices y metalmecánicas, así como en el sector agroalimentario. Nos hemos desarrollado como el principal exportador a nivel continental de estos sectores y aunado a ello, un país que desde los años 80 hemos basado gran parte de nuestro PIB (Cerca del 56%), en el comercio exterior. Es real nuestra apertura comercial impulsada por un tratado regional de libre comercio que sentó las bases de la maquila profesional en México y que tras su evolución impulsa nuestra reconfiguración como generador de mayor valor para el contenido regional de los bienes que de aquí salen como producto terminado para distribuirse al mundo. Adicionalmente, agreguemos a esta visión la interconectividad transfronteriza que tenemos vía terrestre, marítima y aérea con los principales puntos de consumo en el mundo. En pocas palabras, somos una pieza esencial dentro del rompecabezas de las cadenas de suministro globales, actuando dentro de sus tres ejes sistémicos: aprovisionador, manufacturero y distribuidor, dónde cabe destacar que las pequeñas y medianas empresas son los nodos que enlazan estos tres grandes bloques.
Es manifiesto el impacto que la emergencia sanitaria que aún vivimos ha traído en el cierre de puntos de consumo local, pero también en la imposibilidad de la actividad diaria para millones de comercializadoras, distribuidoras, pequeñas manufactureras que han visto limitada su acción por la inoperatividad de las grandes empresas en su capacidad normal, la contracción de la demanda, las limitaciones de aprovisionamiento de materias primas o en algunos casos, productos terminados desde otros países.
El comercio electrónico transfronterizo, aún no es completamente una realidad para la venta y la certera distribución internacional de bienes y servicio, ya que se limita a los acuerdos de transacción en minimis[2] y los costos de distribución lineal negocio-consumidor, aún son muy elevados para algunos destinos internacionales.
No es cercana la recuperación económica a través de apoyos externos, será necesario hacerlo a través de la reconfiguración de las unidades de negocio y a colaboración hoy más que nunca necesaria para impulsar la permanencia y crecimiento del sistema productivo y de consumo en nuestro país.
Centre el inicio de esta editorial sobre el análisis del panorama adverso y las oportunidades que se vislumbran para las empresas, no obstante, quiero cerrar mi aportación compartiendo algunas estrategias para las MiPyME importadoras y exportadoras mexicanas, que ante los eventos de 2020 y lo que veremos en adelante, será necesario trabajar con énfasis y sobre todo en conjunto.
Economía colaborativa. La pandemia nos dejó en claro que si actuamos solos pereceremos, ante ello es imperativo que desarrollemos alianzas estratégicas con empresarios y empresas del mismo rubro, incluso con la competencia, ya que, si ellos no venden, tampoco lo haremos nosotros. En conjunto desarrollen mejores negociaciones con proveedores y con los medios y canales de distribución. Identifica que la competencia es el mejor aliado para ayudarte a desarrollar diferenciadores de tu producto. Tras un rotundo golpe a la economía, es imprescindible privilegiar las negociaciones en volumen, sobre todo cuando importar productos o insumos, para apoyar al proveedor en la continuidad de su negocio y el lo haga con nosotros para nuestro mercado. Así mismo, la negociación con medios de transportes y prestadores de servicios logísticos locales e internacionales será mucho más próspera, llevándote a controlar costos y servicio.
Considero importante mencionarte en este punto que la dinámica de las tarifas internacionales cambió. Al haber disrupción entre oferta y demanda debido a las contracciones económicas globales, los prestadores de servicios en transporte internacional reajustan sus tarifas al alza, llegando a grandes montos. Esta situación prevalecerá al menos durante el primer semestre 2021 con posibilidad de mantenerse todo el año.
Comprensión del mercado meta. La dinámica transformación de los patrones de consumo y medios de adquisición de bienes y servicios, están marcando tendencias sobre lo que debemos enfocar en producir y vender: Salud, bienestar, naturaleza y medio ambiente, no obstante, esta generalidad marcada, es necesario seamos más analíticos e identifiquemos el verdadero valor para el cliente. Las herramientas digitales como redes sociales, están para ello. Mantente cerca de tu audiencia y abre espacio para que te escuchen y los escuches, el valor de sus comentarios dará pauta sobre como actuar y trascender en el cumplimiento de su expectativa. Sólo ten presente dos situaciones, esto es dinámico, lo que hoy te están pidiendo, mañana lo cambiarán, busca flexibilizar tu oferta y por último, si el mercado no entiende lo que ofreces, desarróllalo, capacítalo y ayúdale a entender el valor de tu producto. Entender el mercado meta, también implica el cumplimiento de las regulaciones técnicas de tu producto en el mercado nacional e internacional, ante ello deberás mantenerte siempre actualizado para evitar pérdida en tu modelo de negocio.
Transciende digitalmente. Si bien es cierto el desarrollo de venta en línea requiere la implementación de la tecnología en la promoción y medios de pago, su base primordial es
El desarrollo de estrategias de aprovisionamiento que te permitan evaluar demanda, stock, producción y por supuesto sistemas de distribución. Ten presente que mantener una oferta regular podrá darte espacio en la preferencia de los consumidores de venta en línea locales y a través de las alianzas con sistemas de entrega rápida puedes alcanzar a cubrir tu cuota de mercado local. ¿Te interesaría vender on line al mundo? Existe la posibilidad, a través de plataformas de comercio electrónico transfronterizo, tales como Amazon y Alibaba, para ello requerirás el prepararte para desarrollar una oferta exportable formal y capaz de mantener e incluso incrementar.
Más regional, menos global. Uno de los efectos que impacto las cadenas de suministro, como lo mencioné, fue el aprovisionamiento del extranjero, ante lo cuál los gestores de las cadenas productivas y de consumo, evalúan el desarrollar proveedores más cercanos que reduzcan el impacto del incremento de fletes internacionales y que aseguren disponibilidad de producto más a la mano. Ante ello la fortaleza de un tratado como el TMEC, como el potencial, aun no aprovechado de los Tratados de Libre Comercio con Centroamérica, Caribe y Sudamérica, abre la oportunidad para el desarrollo de alianzas estratégicas tanto de proveeduría como de mercado meta. La cultura, la afinidad ideológica y el origen de nuestras naciones es la base para fortalecer estas relaciones.
La demanda mundial de bienes naturalmente va en incremento, la estrepitosa llegada de una enfermedad altamente contagiosa dispara la preferencia y elegibilidad de algunos productos, ante este dinamismo es certero que los países abramos cada vez nuestras fronteras al comercio sin aranceles, permitiéndonos el acceso a infinidad de productos. Sin embargo, tengamos presente que sucede lo contrario con respecto a las restricciones y regulaciones técnicas, ya que por seguridad de los consumidores los gobiernos deben salvaguardar el cumplimiento de todas las normativas en los productos extranjeros, ante lo cuál debemos prepararnos, ya que localmente será obligatorio y globalmente imprescindible. La base del éxito en esta nueva era del comercio internacional, la resumo en tres palabras: Cooperación, conocimiento y conciencia.
BIBLIOGRAFIA
Lazcano Seres, Gerardo M., (2008). El Contrato de Compraventa en el Contexto de los Negocios Internacionales”, Reyes, Carlos H., (Coord.) Temas Selectos de Comercio Internacional, 1a ed., México, Editorial Porrúa, Facultad de Derecho, UNAM.
Asociación Mexicana de Ventas Online. (2020). Estudio de venta online 2020. 18 enero 2020, de AMVO Sitio web: https://www.amvo.org.mx/wp-content/uploads/2020/01/AMVO_EstudioVentaOnline2020_VersiónPública.pdf
[1] Claúsula de Fuerza Mayor, utilizada en los contratos de compra-venta internacional de mercaderías para excusar a una parte del contrato de cualquier tipo de responsabilidad cuando el cumplimiento del mismo le es impedido por algún evento imprevisible fuera de su control. (Lazcano, 2008)
[2] Los minimis son cantidades mínimas de ayuda interna que están permitidas comercializar entre países con reducciones o exencions en el pago de impuestos, aun cuando tengan efectos de distorsión del comercio, (hasta el 5 por ciento del valor de la producción para los países desarrollados y hasta el 10 por ciento para los países en desarrollo).
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