En este artículo, queremos explorar las habilidades de comunicación, pero desde el punto de vista del receptor, centrándonos la escucha activa
La “escucha activa” es una habilidad de comunicación crucial para hacer negocios, y con mayor énfasis en los negocios internacionales.
Como habilidad, requiere que el oyente se sintonice con el hablante para confirmar lo que ha escuchado y, además, para confirmar la comprensión de ambas partes.
Sin embargo, el compromiso activo puede diferir entre culturas.
En este artículo, queremos explorar las habilidades de comunicación, pero desde el punto de vista del receptor, centrándonos en escuchar.
¿Eres un buen oyente activo?
Para empezar, me gustaría que usted, el lector, enumere brevemente 3 formas en las que demuestra una escucha activa.
Deja de leer esto y piénsalo. ¿Cómo muestro buenas habilidades para escuchar?
Una vez que tenga su lista, ¡manténgala a mano ya que la necesitará en un minuto!
En la comunicación interpersonal, el énfasis generalmente se coloca en el hablante o el remitente que transmite el mensaje. Sin embargo, la comunicación exitosa es de hecho un proceso bidireccional en el que el receptor juega un papel igualmente importante; debido al énfasis en el remitente y el mensaje, escuchar es a menudo una técnica de comunicación que permanece subestimada.
¿Por qué son importantes las habilidades auditivas?
Rogers y Farson (1987) responden a esto de manera bastante elocuente al afirmar que 'escuchar construye relaciones profundas y positivas y tiende a alterar constructivamente las actitudes del oyente (...) Escuchar es una experiencia de crecimiento'.
Como la retroalimentación del receptor le dice al remitente qué/cómo se ha entendido el mensaje, esto le permite al remitente hacer los ajustes necesarios para hacerse entender claramente y, por lo tanto, hacer (o romper) la relación y el ciclo/flujo de comunicación.
La escucha efectiva (junto con un método efectivo para enviar el mensaje) conduce esencialmente a contribuciones más valiosas y una comunicación más abierta.
Involucrarse más activamente y ser más conscientes en el proceso de escuchar puede ayudarnos a ser mejores comunicadores.
Sin embargo, cuando se trata de comunicarse entre culturas, Lewis (2006) argumenta que existen diferencias en los hábitos de escucha que pueden conducir a una falta de comunicación si uno no es plenamente consciente de cómo cerrar las brechas potenciales.
Si los hábitos de escucha varían de una cultura a otra, es probable que este también sea el caso de las técnicas de escucha activa.
La escucha activa puede considerarse una de las habilidades más desafiantes en el campo de la comunicación. A pesar de lo simple que este concepto puede parecer al principio, cuando uno mira más de cerca, se hace evidente que no existe una definición universal para describir este método, y convertirse en experto significa trabajo duro en términos prácticos.
¿Qué es la escucha activa?
La escucha activa consiste en escuchar con sinceridad/sensibilidad y crear un clima de igualdad, libertad, permisividad, comprensión, aceptación y calidez (Rogers & Farson 1987). Hay varias técnicas para ayudar a crear una atmósfera tan positiva.
La importancia de la sensibilidad intercultural se vuelve importante cuando se busca crear una atmósfera de confianza para transmitir la respuesta deseada al remitente y evitar la falta de comunicación. En las interacciones transculturales existen ciertas discrepancias sobre cómo crear tal atmósfera de confianza y qué se considera un comportamiento apropiado en la escucha activa, dependiendo de la(s) cultura(s) con las que se esté tratando.
Esencialmente, tiende a haber una cierta etiqueta asociada con la creación de confianza y la escucha en diferentes partes del mundo.
Volviendo al ejercicio que hiciste al principio, ¿escribiste alguno de estos puntos?
- Hacer contacto visual
- Asentir con la cabeza y usar expresiones faciales
- Inclinarse hacia el orador
- Resumir los puntos principales del orador
- Parafrasear lo que ha dicho el orador
- Usar preguntas abiertas
Aunque las formas anteriores de demostrar la “escucha activa” funcionarían bien en una conversación con un empresario americano o europeo, ¿qué pasa si uno se encuentra con una audiencia japonesa?
Los consejos mencionados anteriormente pueden resultar potencialmente problemáticos si se enfrenta a una audiencia japonesa, ya que, por ejemplo, sostener la mirada se considera grosero o incluso agresivo en la cultura japonesa.
Además, asentir en la cultura japonesa simplemente significa que uno está escuchando en lugar de estar de acuerdo con lo que se dice. Inclinarse hacia el altavoz podría considerarse una invasión del espacio personal, ya que los japoneses generalmente no son sensibles.
Finalmente, los japoneses valoran el silencio y las pausas entre palabras, también creen poco en las palabras y más en las acciones que se juegan, por lo que hablar en exceso o romper nerviosamente el silencio se consideraría fuera de lugar.
Tomemos otro ejemplo: en el Líbano, se dice que las personas son tanto oyentes activos como habladores activos.
En la práctica, esto significa que el contacto visual intenso, los gestos con las manos y las interrupciones frecuentes mientras se está de pie cerca del orador se consideran aceptables.
De hecho, permanecer en silencio puede interpretarse como un tipo de acuerdo inseguro, por lo que cuanto más involucrado esté uno mientras escucha a través de gestos, interrupciones y contacto visual, mejor se verá que está comprometido y escuchando activamente.
Los ejemplos anteriores son bastante simplistas, ya que los seres humanos somos en realidad mucho más complejos y estamos influenciados por varios otros elementos que trascienden la cultura nacional y nos hacen únicos a todos.
Sin embargo, la cultura nacional tiene algunos elementos generales y unificadores (como el impacto del pasado histórico de un país) que ayudan a explicar por qué un gran número de personas se comportan y se comunican de la forma en que lo hacen.
El truco consiste en estar sinceramente interesado en la audiencia objetivo, y la lectura de los comentarios eventualmente aclarará cómo se debe demostrar el arte de la escucha activa en esa situación particular.
Por lo tanto, la próxima vez que trate con una contraparte japonesa educada en los Estados Unidos, es posible que los niveles apropiados de compromiso se encuentren en algún punto intermedio.
Al tomar un momento para ser consciente y demostrando formas culturalmente aceptables para mostrar empatía, respeto, aceptación y atención al orador, uno se convierte en un oyente activo intercultural.
No hay atajos para llegar allí: ¡la práctica hace al maestro!
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