Durante décadas, el enfoque principal del control aduanero giraba en torno a lo fiscal: asegurar el cobro correcto de aranceles, impuestos y demás obligaciones tributarias relacionadas con la importación y exportación de mercancías. Sin embargo, el cambiante entorno global, marcado por el auge del comercio electrónico, los riesgos transfronterizos y el aumento de la complejidad en las cadenas de suministro, ha desplazado progresivamente el foco hacia objetivos no financieros. Hoy, la seguridad, la salud, el medioambiente y el cumplimiento normativo pesan tanto o más que la recaudación.
Los servicios aduaneros de todo el mundo están redefiniendo sus prioridades y su modus operandi. El énfasis ya no está solo en lo que se cobra, sino en lo que se controla. Esto tiene implicaciones profundas para empresas, gobiernos y consumidores por igual.
El nuevo rostro del control aduanero
La verificación aduanera actual integra una gama diversa de medidas con el propósito de proteger la sociedad, preservar el entorno y garantizar que los productos que circulan sean seguros, legales y acordes a las regulaciones.
Ámbitos principales del control aduanero no fiscal
Los controles aduaneros no financieros incluyen, entre otros:
- El cumplimiento de normas sanitarias y fitosanitarias, especialmente en productos alimentarios o de origen vegetal.
- La verificación de la seguridad de los productos, con énfasis en evitar la entrada de mercancías peligrosas o defectuosas.
- El combate al contrabando, el tráfico de drogas, armas y cigarrillos, y la lucha contra el terrorismo internacional.
- La prevención del ingreso de productos falsificados y mercancía que infrinja derechos de propiedad intelectual.
- La aplicación de medidas relacionadas con la protección medioambiental.
- La observancia de las reglas de la Política Agrícola Común (PAC), especialmente en la Unión Europea.
A todo ello se suma el apoyo cada vez más frecuente que las aduanas prestan a otras autoridades, como la policía, la migración o los servicios sanitarios.
El desafío de controlar sin frenar el comercio
La eficiencia operativa se ha convertido en uno de los pilares de la función aduanera moderna. Las autoridades no solo deben ser capaces de detectar y frenar amenazas potenciales, sino también de facilitar el flujo comercial. En economías hiperconectadas, donde las cadenas de suministro globales requieren puntualidad y fiabilidad, ralentizar los procesos puede significar pérdidas millonarias para las empresas y afectar la competitividad de países enteros.
La solución radica en un enfoque basado en gestión de riesgos, colaboración con el sector privado y el uso de tecnología avanzada.
Cooperación público-privada
La relación entre los operadores económicos autorizados (OEA) y las aduanas se ha vuelto más estrecha. Las empresas que comparten información de manera proactiva, mantienen trazabilidad y cuentan con sistemas sólidos de control interno son recompensadas con menos inspecciones y más agilidad en sus procesos.
Tecnología como aliada
El uso de herramientas digitales, como escáneres no intrusivos, análisis de datos y declaraciones electrónicas, permite a las aduanas realizar controles más inteligentes y menos invasivos. Además, la automatización ha reducido los tiempos de respuesta y ha aumentado la transparencia en los procedimientos.
Tipos de control aduanero
Los controles se clasifican según su momento de aplicación, su metodología y su intensidad.
1. Control documental
El control documental implica la verificación de la información contenida en la declaración aduanera y los documentos anexos, como facturas, guías de transporte o certificados de origen. El objetivo es asegurar que los datos proporcionados sean correctos, consistentes y completos.
Este control puede incluir:
- Revisión de la forma de los documentos.
- Validación de la existencia de los permisos requeridos para el despacho.
- Revisión cruzada de los datos declarados con los documentos físicos o escaneados.
- Solicitud de traducciones oficiales si los documentos están en otro idioma.
El control documental es la primera barrera contra el fraude, y muchas veces permite detectar inconsistencias sin necesidad de pasar al nivel físico.
2. Control físico
El control físico consiste en la inspección directa de las mercancías y medios de transporte. Su propósito es confirmar la naturaleza, cantidad, origen y condición de la carga. Puede incluir:
- Conteo de bultos o unidades.
- Pesaje y medición.
- Toma de muestras para análisis de laboratorio.
- Uso de equipos especializados como escáneres, detectores de sustancias o cámaras térmicas.
Hay distintos niveles de intensidad:
- Parcial, cuando se revisa una fracción de la carga.
- Total, cuando se inspecciona toda la mercancía. Se aplica en casos de alto riesgo o cuando hay indicios de irregularidades.
- Muestreo técnico, utilizado para verificar la composición química o física del producto.
Los costos de manipulación y cualquier daño durante la inspección corren por cuenta del declarante. Si este no se presenta dentro de los plazos establecidos, el control se puede realizar en su ausencia, pero con testigos imparciales.
3. Control aduanero posterior
El control aduanero posterior al despacho aduanero es un mecanismo de verificación ex post que permite auditar la operación una vez que la mercancía ya ha sido liberada. Se enfoca en detectar errores, omisiones o fraudes sistemáticos en las operaciones aduaneras.
¿Quiénes son auditados?
Los operadores económicos (importadores, exportadores, agentes de aduana, almacenistas, etc.) pueden ser objeto de auditoría. Incluso empresas que no importan ni exportan directamente, pero que están involucradas en operaciones conexas, pueden ser examinadas.
Etapas del control posterior
1. Planificación: los sujetos a auditar son seleccionados con base en **análisis de riesgo** y otras fuentes de información estratégica.
2. Notificación previa: la empresa auditada recibe una notificación oficial con al menos tres días de antelación (salvo auditorías sorpresa).
3. Ejecución: la auditoría se realiza en las instalaciones de la empresa y puede incluir:
- Revisión documental.
- Análisis de registros contables.
- Verificación física de productos o almacenes.
- Entrevistas y solicitud de notas explicativas.
El período de auditoría no debe superar los dos meses, aunque puede extenderse hasta cuatro meses en casos justificados.
Herramientas modernas del control aduanero
Los equipos tecnológicos han revolucionado la manera en que las aduanas ejercen su labor:
- Laboratorios móviles permiten hacer análisis físico-químicos in situ.
- Escáneres instalados en puertos, aeropuertos y pasos fronterizos aceleran las revisiones sin abrir contenedores.
- Sistemas de gestión de riesgo, alimentados por inteligencia artificial, permiten focalizar los recursos donde realmente existe peligro.
Además, la tendencia hacia la digitalización total de los procesos aduaneros (aduanas sin papel) es una realidad en crecimiento, que agiliza trámites y reduce la corrupción.
¿Dónde se realizan los controles aduaneros?
La inspección aduanera debe hacerse en puntos y horarios establecidos por la autoridad. Sin embargo, puede trasladarse a otros lugares, como las instalaciones del importador o exportador, siempre que el declarante asuma los costos asociados.
Esto ha llevado a un crecimiento del modelo de aduana domiciliaria, especialmente útil para grandes operadores que manejan volúmenes importantes y requieren flexibilidad operativa.
El equilibrio entre control y facilitación
La eficiencia de los controles aduaneros no debe medirse solo en términos de detección, sino también en su capacidad para no entorpecer el comercio legítimo. En un contexto de crecimiento acelerado del comercio internacional, el desafío de las aduanas modernas es filtrar con precisión quirúrgica lo sospechoso y liberar sin demora lo que cumple.
Eso requiere inversión en capacitación técnica, infraestructura tecnológica y marcos normativos que estén a la altura de las exigencias del siglo XXI. También exige fortalecer el vínculo entre la aduana y los operadores confiables, así como fomentar una cultura de cumplimiento voluntario.
Las aduanas del futuro no solo vigilarán lo que entra y sale de un país. Serán gestores de riesgos globales, garantes del cumplimiento normativo y facilitadores del comercio seguro.
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