sistema generalizado de preferencias

En el comercio internacional, acceder a mercados con menos barreras marca la diferencia entre vender y quedarse fuera. El Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) nació para apoyar a los países en desarrollo, dándoles facilidades arancelarias al momento de exportar hacia países desarrollados.

Aunque a veces parece un concepto técnico, en la práctica el SGP es una herramienta concreta: significa pagar menos aranceles al ingresar a un mercado y, con ello, ganar competitividad.

Qué es el Sistema Generalizado de Preferencias

El Sistema Generalizado de Preferencias es un programa creado por los países desarrollados para estimular el crecimiento de las naciones en desarrollo. ¿Cómo lo hace? A través de reducciones o exoneraciones de aranceles en productos que se importan desde estos países.

En palabras simples: si una empresa de un país en desarrollo vende un producto a un mercado desarrollado bajo el esquema del SGP, probablemente ese producto pague menos impuestos al entrar. Eso lo hace más barato frente a sus competidores.

La idea surgió en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) en los años setenta y se formalizó como una excepción a la regla de trato igualitario. Desde entonces, bloques como la Unión Europea, Estados Unidos, Japón o Suiza han mantenido sus propios esquemas de SGP.

Cómo funciona el SGP en la práctica

Para aprovechar este sistema hay tres conceptos:
  1. Lista de productos: cada país otorgante define qué productos entran con beneficio. No todos están incluidos.
  2. Reglas de origen: el producto debe ser fabricado o transformado en el país beneficiario. No basta con reexportarlo.
  3. Cumplimiento de condiciones: algunos programas exigen respetar estándares laborales, ambientales o de derechos humanos.

El proceso es relativamente directo: el exportador certifica el origen del producto, presenta la documentación en la aduana del país destino y, si cumple con las condiciones, obtiene la reducción arancelaria.

Beneficios del SGP

El SGP es valioso tanto para exportadores como para importadores.

Para el exportador:
  • Sus productos ingresan con menor costo a mercados exigentes.
  • Gana competitividad en precio.
  • Puede abrirse paso frente a proveedores de países que no tienen estas ventajas.

Para el importador en el país desarrollado:
  • Accede a bienes de calidad a precios más bajos.
  • Amplía su oferta de productos para consumidores y empresas.

Para la economía del país en desarrollo:
  • Genera más actividad en sectores exportadores.
  • Incentiva la diversificación productiva.
  • Crea empleo y fomenta la inversión.

Un estudio sobre Argentina y Brasil mostró que los productos cubiertos por el SGP de Estados Unidos tuvieron incrementos notables en sus ventas externas. Cuando esos beneficios se retiraron, las exportaciones cayeron de inmediato. El mensaje es claro: el SGP sí tiene impacto real.


Limitaciones y riesgos del SGP

No todo es ventaja. El SGP también tiene límites:
  • Las listas de productos cambian según las decisiones del país otorgante.
  • Cumplir con reglas de origen y trámites aduaneros puede ser costoso.
  • Algunos países o productos pueden ser excluidos por razones políticas o sociales.
  • Depender demasiado de un solo mercado bajo SGP puede ser riesgoso si las condiciones cambian.

Por eso, las empresas deben verlo como un apoyo temporal y no como la base exclusiva de su estrategia de exportación.

El SGP y la internacionalización de empresas

Pasos para aprovechar el SGP

  1. Revisar la lista de países otorgantes: identificar cuáles aplican el programa a tu país.
  2. Confirmar si tu producto califica: no todos los bienes tienen beneficio.
  3. Analizar costos y beneficios.
  4. Gestionar certificados de origen.
  5. Monitorear cambios: los programas se revisan periódicamente.

El Sistema Generalizado de Preferencias es una herramienta práctica en el comercio internacional. No es un tratado de libre comercio, pero sí un mecanismo que puede mejorar la competitividad de los exportadores en países en desarrollo.

Para las empresas de los países en desarrollo, el mensaje es claro: si planeas exportar, revisa si tu producto puede beneficiarse del SGP. Puede ser la diferencia entre entrar a un mercado desarrollado o quedar fuera.

Para los gobiernos de los países en desarrollo, el reto está en preparar a las empresas para aprovecharlo: mejorar capacidades productivas, cumplir estándares internacionales y diversificar la oferta exportadora.

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