Mozambique, un país con buenas expectativas de crecimiento económico se presenta como una oportunidad de comercio exterior para los inversores extranjeros
Perspectiva Internacional
Mozambique no parece un lugar de oportunidades. Situado en la costa meridional del continente africano, sigue estando entre los países más pobres del mundo y aparece a la cola en la clasificación del Índice de Desarrollo Humano elaborado por la ONU. Sin embargo, ese panorama sombrío no impide mirar al país con un cierto grado de optimismo. De la mano de unas previsiones de crecimiento del PIB de en torno al 8% para este año y el siguiente, del descubrimiento de grandes recursos energéticos, y de la puesta en marcha de ambiciosos planes de desarrollo de infraestructuras, los economistas llevan tiempo refiriéndose a Mozambique como una de las grandes promesas de África. No en vano, ha crecido a una media del 7% a lo largo del último decenio.
El sector que ha permitido la creciente alza de las inversiones y el número de empresas extranjeras es el sector energético. Recientes estudios han confirmado que las reservas probadas de gas natural y carbón mozambiqueñas colocan al país entre los 10 primeros del mundo en ambas materias primas. Gracias a ello, el Banco Mundial estima que la emergente industria extractiva podría convertir a Mozambique en un país de ingresos medios en 2025.
La explotación comercial de ese gas, que no será viable al menos hasta 2019, requerirá inmensas inversiones en producción y transporte, por lo que van a generarse múltiples oportunidades, principalmente en la construcción de infraestructuras. Una vez se acometan dichas inversiones, se estima que en unos seis años el país comenzará a ser exportador de gas natural en cantidades muy importantes, destinadas principalmente a los mercados asiáticos.
Se espera también que la pujanza del sector energético genere un efecto arrastre que potencie la inversión en sectores como el tratamiento de aguas, la rehabilitación de ferrocarriles y puertos, y la construcción y restauración de aeropuertos y carreteras, junto a un desarrollo paralelo de las telecomunicaciones.
Ese gran volumen de inversiones públicas y privadas podría mitigar el déficit de infraestructuras que lastra la economía mozambiqueña y que, en este momento, encarece las actividades logísticas. Esto podría, idealmente, dar lugar a una mejora del clima de negocios, que permitiría diversificar las actividades económicas y situar el actual crecimiento del país en una senda más sostenible.
¿Mercado de subsistencia?
Si bien Mozambique presenta un contexto altamente atractivo para las inversiones en infraestructuras, son pocas las oportunidades que ofrece como mercado para productos de consumo.
La actividad económica se circunscribe mayoritariamente a la capital, Maputo, mientras que el resto del país está centrado en la agricultura de subsistencia y, dado el escaso poder adquisitivo de la población, la capacidad de consumo es mínima. Así, las mejores posibilidades para la exportación, más allá de los bienes relacionados con el desarrollo de infraestructuras, pasan por la maquinaria y los productos intermedios necesarios en la incipiente industrialización del país, y también por el suministro de maquinaria y equipos para el desarrollo del sector agrícola.
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