| Organización Mundial del Comercio, sede Ginebra - Suiza. |
La Organización Mundial del Comercio (OMC) es la institución responsable de regular el comercio entre naciones y garantizar un sistema previsible para bienes y servicios. Desde su creación en 1995, se ha convertido en el punto de referencia para gestionar normas que afectan a economías desarrolladas y emergentes. Su importancia aumenta en un entorno donde coexisten tensiones geopolíticas, innovaciones tecnológicas y una competencia más intensa en mercados globales.
¿Por qué los países comercian?
El comercio internacional nace de una realidad económica simple: ningún país puede producir de manera eficiente todo lo que necesita. La teoría de la ventaja comparativa demuestra que las naciones se benefician cuando se especializan y participan en intercambios abiertos. Esto explica por qué algunos países exportan aeronaves o maquinaria avanzada, mientras importan alimentos, energía o componentes electrónicos.
El comercio genera variedad, reduce costos y amplía oportunidades para empresas y consumidores. También contribuye a la estabilidad internacional: economías estrechamente vinculadas tienden a evitar conflictos que pongan en riesgo su interdependencia.
Sin embargo, los gobiernos intervienen mediante aranceles, subsidios y cuotas. Estas medidas pueden proteger sectores estratégicos o responder a presiones internas, pero también fomentan dinámicas de represalia. Ese riesgo fue una de las razones que motivó la creación del sistema multilateral de comercio.
La Organización Mundial del Comercio
Del GATT a la OMC: evolución de las reglas del comercio moderno
En 1947, veintitrés países firmaron el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), un marco destinado a reducir barreras y organizar reglas básicas. El GATT logró avances notables: los aranceles globales cayeron de más del 20% en 1947 a menos del 9% en 1994, mientras el número de miembros creció a más de un centenar.
A pesar de su éxito, el GATT tenía límites. Era un acuerdo, no una organización, y su capacidad para gestionar disputas o supervisar políticas era insuficiente.
Por ello, en 1995 los miembros del GATT crearon la Organización Mundial del Comercio (OMC), ampliando su mandato. Las innovaciones incluyeron:
- reglas para servicios (GATS)
- reglas para propiedad intelectual (ADPIC)
- un mecanismo más robusto de solución de diferencias
- procedimientos para vigilar políticas comerciales de los países
La OMC se transformó así en el centro del comercio global, hoy integrado por 166 miembros.
Cómo funciona la OMC: negociación, supervisión y solución de diferencias
La OMC opera sobre tres pilares fundamentales:
1. Negociación multilateral
Es el espacio donde los países buscan reducir barreras, actualizar normas e integrar áreas emergentes. Sin embargo, el requisito de consenso dificulta el avance. La Ronda de Doha, iniciada en 2001, no logró acuerdos clave, especialmente en agricultura y asuntos sensibles para economías en desarrollo.
2. Supervisión y transparencia
A través del Mecanismo de Examen de las Políticas Comerciales, la OMC revisa periódicamente las medidas de cada país. Aunque estas evaluaciones no implican sanciones directas, sí generan presión y visibilidad internacional sobre prácticas que pueden distorsionar el comercio.
3. Solución de diferencias
Este mecanismo ha sido uno de los pilares del sistema. Desde 1995, cientos de disputas han sido resueltas y el cumplimiento supera el 85%. La posibilidad de adoptar **medidas compensatorias**, como aranceles, actúa como incentivo para respetar las normas multilaterales.
Sin embargo, este pilar enfrenta hoy serio deterioro, como se explica en el siguiente apartado.
Logros históricos y tensiones persistentes del sistema multilateral
1. Avances: expansión del comercio mundial y reducción de costos
La OMC y su predecesor impulsaron una transformación profunda:
- Las tarifas globales actuales promedian menos del 3%.
- Las cadenas globales de valor representan más del 70% del comercio manufacturero.
- Los consumidores acceden a productos más variados y accesibles.
- Las empresas pequeñas y medianas ampliaron su presencia internacional mediante reglas estables y previsibles.
Estos avances han contribuido al crecimiento económico y a la reducción de la pobreza en numerosas regiones.
2. Tensiones: desigualdades y ajustes laborales
Los beneficios del comercio, aunque importantes, no son homogéneos. Sectores expuestos a competencia internacional sufren presiones y requieren políticas de reconversión. Organizaciones sociales cuestionan que la apertura incentive prácticas laborales deficientes o impactos ambientales negativos en países con regulaciones débiles.
Estas tensiones han favorecido discursos proteccionistas que presionan a gobiernos a adoptar medidas unilaterales o fragmentar el sistema comercial.
Un sistema bloqueado: la parálisis del Órgano de Apelación
El mecanismo de apelación, considerado la instancia judicial final del sistema comercial, ha estado paralizado desde 2020. Sin jueces suficientes para funcionar, cualquier país puede bloquear decisiones o evitar que un fallo se vuelva definitivo.
La consecuencia es profunda:
- los litigios quedan sin resolución final
- aumenta la incertidumbre jurídica para empresas
- se debilita la capacidad del sistema para corregir prácticas distorsionadoras
- los países más pequeños pierden protección frente a medidas unilaterales
- las potencias recurren cada vez más a medidas propias fuera del marco multilateral
Varios miembros han impulsado mecanismos alternativos, como el procedimiento arbitral multipartito de apelación provisional (PAMAP), que involucra a la Unión Europea, Japón, Canadá y otros. Aunque útil de forma temporal, no reemplaza un sistema global integral.
Para restaurar la efectividad del mecanismo, se discuten reformas como:
- plazos más cortos para la emisión de fallos
- mayor transparencia en los criterios jurídicos
- límites al rol interpretativo de los jueces
- mecanismos de revisión periódica
La capacidad de la OMC para recuperar su credibilidad depende en gran medida de modernizar este pilar.
El auge de los acuerdos bilaterales y regionales
Ante el estancamiento de la OMC, los países han optado por acuerdos comerciales bilaterales y regionales (RTAs) que incorporan estándares más modernos. Estos acuerdos avanzan rápidamente porque requieren negociaciones entre pocos actores, no entre 166 países.
Entre los más relevantes se encuentran:
- CPTPP, que incluye normas avanzadas sobre comercio digital, propiedad intelectual y servicios.
- RCEP, que unifica reglas para Asia-Pacífico, la región más dinámica del mundo.
- USMCA, que moderniza el comercio norteamericano con disposiciones laborales y ambientales más exigentes.
- Acuerdos de la Unión Europea con Japón, Vietnam, Canadá o Mercosur.
Los RTAs permiten:
- reglas más actuales para comercio digital, flujos de datos y economía verde
- procesos regulatorios más ágiles
- mayor profundidad en áreas donde la OMC no ha logrado consenso
Sin embargo, presentan riesgos:
- fragmentan el sistema global en múltiples marcos jurídicos
- dificultan el comercio para pequeñas empresas, que deben adaptarse a normas divergentes
- aumentan la posibilidad de disputas entre potencias
- reducen la relevancia del arbitraje multilateral
Aunque valiosos, estos acuerdos no sustituyen a la OMC. Su utilidad depende de convivir con un marco multilateral fuerte que establezca principios básicos aplicables a todos los países.
Reflexión final: por qué la OMC sigue siendo indispensable
La Organización Mundial del Comercio continúa siendo el marco fundamental del comercio global. Sus reglas han permitido que mercados abiertos convivan con un grado razonable de previsibilidad, facilitando que empresas de todos los tamaños participen en cadenas internacionales. Sin la OMC, la posibilidad de conflictos comerciales prolongados y medidas unilaterales sería mucho mayor.
Pese a sus límites —desde la parálisis del sistema de apelación hasta la dificultad para actualizar normas—, el mundo aún necesita una institución que sirva como referente neutral. Modernizar la OMC, recuperar la eficacia de su arbitraje y actualizar reglas para el comercio digital es esencial para mantener un sistema global funcional.
En un contexto donde crecen el proteccionismo y la incertidumbre, preservar y fortalecer la Organización Mundial del Comercio es más importante que nunca.